A Word from the Bishop for Pride Month

 

Greetings, Beloved.

In 2008, I was ordained and consecrated to be the eighth bishop of Rochester, New York. In the spring of 2009, I was invited by Pride New York to speak at their justice day in Albany, the capital of New York. I remember calling us to move toward marriage equality for LGBTQ saints. The rationale for me was and is that we are called to invite people toward a holiness of life. To embrace holiness in our living is what I believe Jesus calls us to pursue. We may not always do it well, but that is our aspiration. 

As bishop, I believe that is one of the reasons we call our LGBTQ saints to not only be in relationship with one another, but to embrace marriage fully. In 2022 it is the law of the land in all of this land. Thanks be to God. 

It is with that clarity that I’ve decided not to go to Lambeth later this year. Because my LGBTQ community of bishops have received notification from Canterbury disinviting their spouses to the gathering. I just wanted to make my simple moral witness to this call, I feel Jesus provides for us to pursue a holy way of life. 

I also want to say to all of us, not just to our LGBTQ saints, but to all of us, to make sure we intentionally welcome one another because there is no division in Christ. We are all equally beloved children of God. That is the gospel. 

During Pride season, I hope we can make sure that no one feels like they are outcast in our community. That especially our LGBTQ siblings know that they are loved deeply and that we will practice that hospitality with one another. 

I invite you to do all that you can to genuinely listen and welcome and celebrate the lives of our saints among us. I also invite you to consider opportunities where you can perhaps find more meaningful ways like training toward diversity and inclusion so that you may be authentic in the way you welcome those who feel otherwise neglected. In the history of the Church we have done a lot of harm in the name of God to especially the LGBTQ community. This is an opportunity for us to repair some of those wrongs and we can. We can. 

God Bless you.

 

Saludos Amado,

En 2008, fui consagrado para ser el octavo obispo de Rochester, Nueva York. En la primavera de 2009, fui invitado por Pride New York para hablar en su día de la justicia en Albany, la capital de Nueva York. Recuerdo que nos llamó a avanzar hacia la igualdad matrimonial para los santos LGBTQ. La razón de ser para mí era y es que estamos llamados a invitar a la gente a la santidad de vida. Creo que Jesús nos llama a abrazar la santidad en nuestra vida. Puede que no lo hagamos bien, pero esa es nuestra aspiración.

Como obispo, creo que esa es una de las razones por las que llamamos a nuestros santos LGBTQ no sólo a estar en relación con los demás, sino a abrazar plenamente el matrimonio. En 2022 es la ley de la tierra en toda esta tierra. Gracias a Dios.

Con esa claridad he decidido no ir a Lambeth este año, porque mi comunidad de obispos LGBTQ ha recibido una notificación de Canterbury desinvitando a sus cónyuges. Sólo quería dar mi simple testimonio de mártir de esta llamada, siento que Jesús nos llama a perseguir una forma de vida santa.

También quiero decirles a todos nosotros, no sólo a nuestros santos LGBTQ, sino a todos nosotros, que nos aseguremos de acogernos intencionadamente unos a otros porque no hay división en Cristo. Todos somos igualmente hijos amados de Dios. Ese es el evangelio.

Durante la temporada del orgullo, espero que podamos asegurarnos que nadie se sienta marginado en nuestra comunidad. Que especialmente nuestros hermanos LGBTQ sepan que son profundamente amados y que practiquemos esa hospitalidad unos con otros.

Los invito a hacer todo lo que puedan para escuchar, acoger y celebrar realmente la vida de nuestros santos entre nosotros. También los invito a considerar las oportunidades en las que quizá puedan encontrar formas más significativas como la formación hacia la diversidad y la inclusión, para que puedan ser auténticos en la forma de acoger a aquellos que se sienten desatendidos. En la historia de la iglesia hemos hecho muchos horrores en nombre de Dios, especialmente a la comunidad LGBTQ. Esta es una oportunidad para reparar algunos de esos errores y podemos hacerlo. Claro que podemos.

Que Dios te bendiga.